Alfonso Salgado Castro
viernes, 11 de diciembre de 2009
En el mes de marzo del año 415 de la era cristiana, en la ciudad de Alejandría, a orillas del Mediterráneo, una multitud enardecida, en pleno paroxismo de violencia, guiada por un tal Pedro, el lector, abordó a la filósofa Hipatia, que regresaba a su casa, derribándola de su carruaje y arrastrándola hasta la Iglesia del Cesarión........................
Sumario: Prefacio. 1.- Fuentes primarias sobre Hipatia. 2.- El nacimiento de la filósofa. 3.- Sociedad y religión en Alejandría: 3.1. La ciudad. 3.2. La sociedad. 3.3. Violencia en las calles de Alejandría. 3.4. La magia. 4.- Las enseñanzas de Hipatia: 4.1. Las matemáticas. 4.2. Filosofía. 4.3. El aula. 4.4. Los alumnos. 5.- La muerte de Hipatia
PREFACIO
Comencemos por el final.
En el mes de marzo del año 415 de la era cristiana, en la ciudad de Alejandría, a orillas del Mediterráneo, una multitud enardecida, en pleno paroxismo de violencia, guiada por un tal Pedro, el lector, abordó a la filósofa Hipatia, que regresaba a su casa, derribándola de su carruaje y arrastrándola hasta la Iglesia del Cesarión.
En ese lugar la despojaron de sus ropajes, dejándola desnuda e inerme, y su cuerpo fue mutilado mediante golpes y cortes con óstraca -fragmentos de cerámica- algunos de los cuales contarían, sin duda, con bordes filosos y aserrados, actuando a modo de cuchillos.
A continuación trasladaron los restos fuera de la ciudad, hasta un lugar llamado Cinaron y lo quemaron sobre una pira.
Existen algunas variantes de esta historia.
Una de ellas, narrada por Juan de Nikiu - se comentan las fuentes primarias más adelante-, señala que este Pedro es un "perfecto creyente en Jesucristo".
Al frente de otros cristianos va en busca de la "pagana" Hipatia, a la que encuentra sentada en una cátedra, pronunciando una conferencia.
Desde ese lugar la arrastran hasta la Iglesia del Cesarión, donde la deshonran y desnudan, para a continuación matarla, conduciéndola brutalmente por las calles de la ciudad.
Por último, al igual que en la versión anterior, la incineran.
El relato de Hesiquio es prácticamente idéntico, sólo que éste autor añade que tras desnudarla y matarla con óstraca, su cuerpo es despedazado y sus miembros paseados en triunfo por la ciudad.
Una muerte cruel, en cualquier caso.
Pero, ¿quién era Hipatia?¿por qué fue asesinada de esa forma tan violenta?
1.- FUENTES PRIMARIAS SOBRE HIPATIA
En las fuentes que proceden de estos momentos finales del período que conocemos como Antigüedad, así como algunas otras que son posteriores pero que recogieron algunos textos de la propia época en la que Hipatia vivió, llama la atención que el hecho que más destaca es la forma en que la filósofa muere.
Incorporan, no obstante, algunos elementos más que, junto con el contexto histórico, son útiles para reconstruir alguna de las facetas de la personalidad de Hipatia.
Los textos en los que una investigación sobre la vida de Hipatia puede fundarse son los que se exponen a continuación.
Quedan al margen otras fuentes primarias útiles para la construcción de la sociedad alejandrina de los siglos IV y V d.C., durante los que Hipatia floreció y enseñó.
1º.- Sócrates Escolástico[1] es autor de una Historia eclesiástica en la que se menciona a Hipatia.
Es probablemente la fuente más segura y fiable sobre la filósofa, y goza de la ventaja de que las referencias a Hipatia se encuentran dentro de un marco histórico bien conocido por el autor, que es contemporáneo de la mujer, aunque reside en Constantinopla, ya que su vida se desarrolla ca. 379-450 d.C. [2]
2º.- Sinesio de Cirene, también coetáneo de Hipatia y, además, discípulo suyo, que con el tiempo sería nombrado obispo en su ciudad natal, Cirene, en Libia -Ptolemaida-.
Sinesio es, por lo tanto, cristiano, pero también un filósofo neoplatónico, lo cual es importante para intentar configurar qué tipo de enseñanzas impartía Hipatia.
Los datos que nos ofrece Sinesio se refieren indirectamente a su maestra, puesto que su objetivo no es realizar una biografía sobre ella.
Son varios los escritos de Sinesio que pueden utilizarse para trazar algunos rasgos de la filósofa, pero sobre todo deben tenerse en cuenta ciento cincuenta y seis cartas que escribió a sus amigos y conocidos, entre las cuales se encuentran siete dirigidas a la propia Hipatia, aunque no hay constancia de las contestaciones de ésta[3].
Las otras cartas también nos permiten hacernos una idea bastante clara del círculo de alumnos y conocidos de la estudiosa, puesto que en el contenido de las epístolas de Sinesio encontramos referencias a otros alumnos; incluso algunos de los destinatarios de esta correspondencia también fueron alumnos de Hipatia, durante más tiempo, en ocasiones, que el propio Sinesio.
Del conjunto de esta obra podemos inferir sin género de dudas dos elementos: en primer lugar, que Hipatia ejerció una influencia profunda en sus alumnos, que mantuvieron el contacto entre ellos después de abandonar el abrigo de la filósofa; en segundo lugar, que Sinesio siempre quiso y admiró a su maestra.
Es relevante señalar, para terminar con esta referencia al obispo de Cirene, que falleció unos años antes que Hipatia, en el 413 d.C.
3º.- El erudito Filostorgio de Capadocia es otro personaje que vivió en la misma época que Hipatia.
Nacido en el año 368 d.C., escribe una Historia eclesiástica entre el 425 y el 433.
Sin embargo, a diferencia del anterior, la fiabilidad de Filostorgio en lo que respecta a los acontecimientos de la muerte de la filósofa ha de ser tratada con cuidado; Filostorgio es arriano, y achaca la muerte de Hipatia a los ortodoxos cristianos del momento -doctrina nicena-; es decir, que la sabia alejandrina habría sido una víctima del conflicto que enfrentaba a los arrianos con los nicenos -doctrina que saldrá vencedora en el seno de la Iglesia cristiana-, y, por supuesto, atribuye sin titubeo el asesinato al "partido" contrario al suyo.
4º.- Juan Malalas vivió entre el 491 y el 578 d.C., por lo tanto es algo posterior, en términos históricos, a la época de Hipatia.
Procedente de Antioquia, escribe una Chronographia, que es una historia del mundo hasta el año 565.
Proporciona datos interesantes sobre Hipatia y sobre Teón, el padre de la filósofa.
5º.- Hesiquio de Mileto, también llamado El Ilustre, vive en el siglo VI, y es autor de una obra enciclopédica o lexicón de autores griegos, conocida como Onomatologus.
Ahora bien, esta obra no ha llegado hasta el presente, y ha habido varios intentos de reconstruirla sobre diversos fragmentos contenidos en otras obras.
Afortunadamente en lo que respecta a Hipatia está recogida en otro lexicón o enciclopedia bizantina del siglo X, conocida como Suda.
6º.- Damascio, filósofo neoplatónico de Atenas, escribe una Vida de Isidoro -su maestro- a principios del siglo VI.
Como en el caso anterior la obra original no ha sobrevivido; sus citas sobre Hipatia han sido también recogidas en la Suda.
7º.- Juan, obispo de Nikiu -en el Bajo Egipto-, de adscripción copta, escribió, en el siglo VII, una Crónica, que es una historia del mundo hasta su época.
La obra ha sobrevivido en una edición etíope de una copia árabe.
A pesar de escribir en una fecha ya lejana de la muerte de Hipatia, su obra tiene un gran valor, ya que el autor tuvo acceso directo a la documentación de la Iglesia de Alejandría, desaparecida posteriormente.
Debe advertirse, no obstante, que Juan de Nikiu es completamente favorable a las tesis teológicas del obispo Cirilo -la autoridad eclesiástica de la que se sospecha que incitó a sus seguidores para que mataran a Hipatia, además de ser el promotor de varias persecuciones contra judíos, paganos y otras facciones de cristianos que él consideraba heréticos-.
Veremos más adelante que la descripción de Juan de Nikiu contiene elementos de acusación contra Hipatia tales como la brujería y las prácticas adivinatorias.
8º.- Teófanes es un autor bizantino, de finales del siglo VIII y principios del IX, que incluye un breve relato de la muerte de Hipatia en su Chronographia.
9ª.- La Suda es una enciclopedia bizantina del siglo X.
Una de sus entradas se refiere a Hipatia, que contiene, como ya se ha indicado, una biografía basada en datos extraídos de autores anteriores, concretamente en las obras de Hesiquio y Damascio.
10º.- Nicéforo Calisto Xantopoulos, en el siglo XIV, escribe una biografía de Hipatia, pero sus fuentes son los autores citados anteriormente, en especial Sócrates Escolástico.
Una vez conocidas las fuentes que informan sobre la vida de Hipatia, conviene realizar algunas aclaraciones antes de proseguir
En primer lugar, no se ha mencionado a Casiodoro, convertido al cristianismo, del siglo VI, puesto que se limita, sencillamente, a traducir al latín, en cuanto a Hipatia se refiere, la obra de Sócrates Escolástico.
Asimismo, existe otro texto que ha sido dejado al margen.
Se trata de una supuesta carta que Hipatia habría dirigido al obispo Cirilo en defensa de las tesis nestorianas - corriente religiosa dentro del gran árbol del primitivo cristianismo-.
No se alberga la menor duda sobre que esta carta es una falsificación del siglo V, en la que el autor quiso atribuir estas palabras a Hipatia, aprovechando el prestigio social y filosófico de ésta.
Sin embargo, la carta es posterior a la muerte de la filósofa, ya que menciona hechos producidos bastantes años más allá de su fallecimiento, concretamente la condena y expulsión de Nestorio tras el Concilio de Éfeso, celebrado en el 431.
Por último, hay varios comentarios a textos astronómicos y matemáticos que se atribuyen a Hipatia.
Estos comentarios podrían ofrecernos datos relevantes sobre el trabajo de la filósofa.
No obstante, en algunos casos se duda de la autoría de Hipatia, como es el supuesto de los contenidos en el Libro Tercero de la obra de Ptolomeo, Almagesto.
Sobre este asunto se profundizará en el momento de tratar las enseñanzas de la filósofa.
2.- EL NACIMIENTO DE LA FILÓSOFA
Los documentos que más útiles resultan para determinar el momento del nacimiento de Hipatia son la Suda y la Historia de Sócrates Escolástico.
Según la Suda:
"La hija de Teón, el geómetra, el filósofo alejandrino, ella misma fue una filósofa y bien conocida por muchos.....Floreció en el reinado de Arcadio... Nació, creció y fue educada en Alejandría ".
Y dice Sócrates Escolástico:
"Había una mujer en Alejandría llamada Hipatia, hija del filósofo Teón, que consiguió tales logros en literatura y ciencia que llegó a sobrepasar a todos los filósofos de su tiempo".
Hipatia nace en Alejandría, ciudad que no parece abandonar, si bien se ha especulado con la posibilidad de que pasara por la Escuela de Atenas en algún momento.
De esto último, debe quedar claro, no hay prueba alguna.
Existía, es cierto, un intercambio de ideas entre las escuelas alejandrina y ateniense, que conllevaba también la circulación de filósofos entre ambas instituciones; este trueque intelectual se encontraba acentuado por la adscripción de ambas escuelas al neoplatonismo.
Este último dato, la comunidad de ideas neoplatónicas, resultará relevante más adelante, cuando tengamos que fijar los motivos de la muerte de la filósofa y, sobre todo, para determinar cuáles eran los contenidos de las enseñanzas de Hipatia, y cuáles fueron los posibles fundamentos de algunas acusaciones vertidas contra ella.
Por ahora, baste con decir que las Escuelas citadas representan corrientes neoplatónicas algo distintas, en especial en el ejercicio de la teurgia -práctica mágica y conjunto de rituales que ayudan a ponerse en contacto con el mundo divino-.
Otro aspecto que diferencia ambas escuelas reside en que la de Alejandría, donde encontramos a Hipatia, se compromete menos que la ateniense en las reflexiones de carácter religioso.
La Escuela ateniense cuenta con más practicantes declarados de las religiones paganas o precristianas.
En las fuentes encontramos a la filósofa bajo el nombre de Hipatia o de Hipateia, aunque el primero se repite en más ocasiones.
Hipatia era un nombre frecuente en la época, también en su versión masculina, Hipatio.
No obstante, el nombre pasa a ser relevante tan sólo tras la muerte de la mujer que ahora tratamos:
el historiador bizantino del siglo XIV Nicéforo Grégoras, nos dice que el nombre de Hipatia se había convertido en sinónimo de mujer sabia y prudente, de tal manera que a la que goza de esas cualidades se la llama "una Hipatia".
Otro filósofo bizantino del siglo IX, Miguel Pselo, indica que cuando se habla de "la sabia egipcia" todo el mundo sabe que se está pensando en Hipatia de Alejandría (Dzielska: 80).
El padre de Hipatia es Teón, llamado de Alejandría.
Es ante todo matemático y astrónomo, si bien no debemos olvidar que estas disciplinas formaban entonces una parte del todo que era la filosofía.
Un "intelectual" de la época debía de poseer también una sólida formación filosófica.
Teón nació en torno al año 335 y se estima su fallecimiento durante los primeros cinco años del siglo V (Dzielska: 82).
En la Suda se le apoda tanto de egipcio como de alejandrino, por lo que podemos integrarlo dentro del grupo de los grecoegipcios, al igual que haremos con su hija.
Asimismo, la citada enciclopedia bizantina nos indica que el trabajo de Teón está vinculado al Museo de Alejandría, institución que sería destruida, nuevamente, por esta época.
Hecho, este último, que nos plantea el tema -que trataremos en otro epígrafe- del lugar donde Hipatia impartía sus enseñanzas.
De la madre de Hipatia nada sabemos.
Son comunes en la bibliografía sobre la filósofa alejandrina las referencias a otras mujeres que se dedicaron a la filosofía, como es el caso de Sosípatra o Asclepigenia, entre otras.
Sin embargo, el número de estas mujeres resulta escaso en comparación con el de filósofos que conocemos.
Este hecho, sumado al conocimiento del contexto cultural de este período, conduce a considerar que la mujer en aquel momento llevaba una vida volcada absolutamente hacia la vida doméstica, y que sólo en algunos casos se podía dedicar a la meditación filosófica.
Y ello con independencia de que la mujer naciese en un ambiente cristiano o pagano.
Por lo tanto, la ausencia de mención en las fuentes a la madre de Hipatia resulta esperable.
También hemos de tener presente que si la madre de Hipatia se hubiese dedicado al estudio, habría referencias a ella, como sucede en el caso de Edesia, filósofa de la segunda mitad del siglo V, esposa y madre de filósofos, a su vez.
Se han sugerido para el nacimiento de Hipatia tres fechas diferentes: 350/355, 370/375 y 390.
Este último, el 390, fue el año más defendido entre los eruditos del siglo XIX (el popular libro de Charles Kingsley,"Hipatia o los nuevos enemigos con rostro antiguo", 1853, defiende esta alternativa).
En la actualidad esta tesis no se sostiene.
Si Hipatia hubiera nacido en este año, tendría unos 25 cuando muere; la forma terrible de su muerte se ve así incrementada, en la mentalidad romántica del siglo XIX, en cuanto al impacto que produce si se trata de una mujer joven.
Por otro lado, como se dirá enseguida, nos encontraríamos que Sinesio, que acude a las clases de Hipatia poco después del 390, estaría recibiendo la enseñanza de una niña de dos o tres años.
La opinión más extendida es que Hipatia nace entre el 370 y el 375.
Esta hipótesis se construye sobre la base de algunas de las fuentes antiguas que se han citado anteriormente, que indican que el cenit de su carrera se produce durante el reinado del emperador Arcadio[4].
Arcadio asciende al trono tras el fallecimiento de Teodosio I, en el año 395, y fallece en el 408.
Por lo tanto, el nacimiento de Hipatia en el año 370 la situaría con 30 años, en plena madurez, justo en el momento de la mitad del reinado de Arcadio, es decir, en torno al 400.
Esto también supone que tenía unos 45 años al morir, en el año 415.
Ahora bien, Juan Malalas, que incluye en su obra una brevísima cita sobre la filósofa, expone (Chronographia, XIV) que la filósofa era una mujer "mayor" -palaia giné- en el momento de su muerte.
Este pasaje ha llevado a proponer otra fecha diferente para su nacimiento, la de mediados del siglo IV, lo que supone que tenía unos 60 años al morir, es decir, tal y como indica Malalas, que era una mujer mayor.
Esta última hipótesis cuenta, sin embargo, con alguna traba:
si el cénit de la carrera de Hipatia se encuentra, como dicen los autores antiguos, en el reinado de Arcadio, y se toma en consideración el año 400 como la mitad de tal reinado, ello nos lleva a decir que Hipatia no alcanzó la madurez como filósofa hasta que tenía casi 50 años, lo que resulta poco creíble en una época en la que la esperanza de vida no era tan alta como hoy en día, y que la madurez intelectual, por tanto, se alcanzaría a una edad más temprana.
Demasiado tiempo para alcanzar esa madurez.
Por este motivo, los autores que defienden la fecha del 350/355 d.C. aportan una nueva lectura cronológica.
Estiman que no hay que considerar el año 400 como la mitad del reinado de Arcadio, sino precisamente el año 395, algo sorprendente a priori ya que se trata de la fecha en la que es coronado emperador.
La explicación que se ofrece a este aparente absurdo es que Arcadio fue proclamado Augusto en el año 383, por lo que la mitad de su vida como gobernante se situaría precisamente en el año 395.
Así, puede argumentarse que Hipatia nació sobre el año 350, ya que en el 395, momento en el que Arcadio llegaría a la mitad de su período como gobernante -si bien no como emperador-, la filósofa tendría unos 40 ó 45 años; sería, por lo tanto, una filósofa en plena etapa de madurez.
Otro de los obstáculos que deben vencer los argumentos que fijan la fecha del nacimiento en torno al 350 es la consideración subjetiva de lo que Malalas entiende por una "mujer mayor" cuando es asesinada.
Si consideramos que 45 años es una edad que cumple con tal requisito según los cánones de la época, podemos retomar la fecha de 370/375 para su nacimiento.
De esta manera, podría parecer que la fecha de 370 es bastante adecuada para considerarla relativamente fiable.
Ofrece una imagen de Hipatia con 45 años en el momento de su muerte, en el 415, y también concuerda con la consideración de que alcanzó su madurez como filósofa sobre la mitad del reinado de Arcadio, es decir, en el año 400.
Sin embargo, aún existe otro dato que, más que la sucinta alusión a que era una mujer mayor que aporta Juan Malalas, introduce un elemento distorsionador en la determinación del año 370 como fecha en la que Hipatia vino al mundo.
Se trata de la edad de uno de sus alumnos, Sinesio, al que ya se ha citado en las fuentes, y que aún volveremos a encontrar.
Se suele determinar el año 370 como año de nacimiento de Sinesio, aunque tal dato es también sólo una inferencia indirecta.
Pero sí que sabemos con seguridad que Sinesio era un hombre aún joven cuando acude a las clases de Hipatia en Alejandría.
Recordemos que Sinesio nace en Cirene, Libia, y que acude a Alejandría para estudiar.
Conocemos con precisión notable que entre el 393 y el 395 -o el 391/393- Sinesio asistió a la escuela de Hipatia.
A su vez, en el epistolario de este hombre queda de manifiesto la admiración que profesaba por su maestra, incluso llamándola en varias ocasiones "madre".
Si Hipatia hubiera nacido en el año 370, significaría que tenía la misma edad que su alumno Sinesio.
Así, en el año 393 Hipatia estaría dando clases con 23 años a una persona de su misma edad.
Resulta difícil pensar que con apenas 20 años Hipatia tuviese ya fama de gran filósofa.
A ello se suma que no parece nada común que una persona tan joven diese clases a otras de su misma edad.
Por último, el tono reverencial y los adjetivos que emplea Sinesio para referirse a Hipatia parecen más propios de una persona joven en relación con otra que es mayor.
Por supuesto, en el plano de la teoría, resulta posible que Hipatia y Sinesio tuvieran la misma edad, y que aquélla fuese una persona tan madura a los 23 años y con conocimientos tan amplios, que la admiración de Sinesio fuese la de un alumno por su maestra con independencia de su inexistente diferencia de edades.
¿A qué conclusión podemos llegar, visto lo anterior, sobre la fecha del nacimiento de Hipatia?
Podemos situarla entre los años 355 y 365.
De esta manera en el año 393, cuando Sinesio se incorpora a su escuela, con unos 23 años aproximadamente, Hipatia tendría algunos años más que su alumno, lo que cuadraría con la admiración y respeto de un joven en proceso de aprendizaje por una persona ya madura que habría tenido tiempo suficiente para poder formarse y gozar de una merecida fama como filósofa.
Al margen de su fecha de nacimiento, otra de las cuestiones que suelen presentar duda es si Hipatia tenía un hermano.
En alguna de las obras de Teón, el padre de Hipatia, se encuentran dedicatorias a sus alumnos o colaboradores; en general Teón les suele llamar "hetairoi", compañeros.
Sin embargo, la duda surge cuando a uno de ellos, llamado Epifanio, le trata como "teknon", niño; ¿quiere esto decir que es "su niño", es decir, su hijo, hermano por lo tanto de la filósofa?
Debemos considerar que en los círculos helenísticos dedicados al estudio, como son aquellos empapados de neoplatonismo, era bastante común llamar así a los alumnos; teknon, por tanto, implicaría un tratamiento afectivo pero no una filiación.
Aún así, la duda parece persistir, puesto que en la misma obra que Teón dedica a Epifanio bajo el apelativo de teknon, encontramos otras dedicatorias del padre de Hipatia a Eulalio y Orígenes, a los que llama hetairoi, compañeros, y no niños.
Esta diferencia en los apelativos cariñosos ¿puede responder a algún grado de parentesco?
Para complicar aún más las relaciones de parentesco que Hipatia pudo haber tenido con otras personas que aparecen dentro de su círculo o el de Teón, encontramos dos cartas de Sinesio, una dirigida a Evoptio, hermano del obispo de Cirene, y otra a su profesora, Hipatia.
"Saluda cariñosamente a la muy venerable filósofa, la predilecta de la divinidad, y a ese feliz corrillo que disfruta de su divina voz y, más que a nadie, al santísimo padre Teotecno y a mi compañero Atanasio" (Cartas, 5).
"Saluda cariñosamente a mis felices compañeros, comenzando por el padre Teotecno y el hermano Atanasio, y después a todos los demás" (Cartas, 16).
Sobre la base de estos dos pasajes epistolares se ha especulado con la posibilidad de que Teotecno fuese el padre de Hipatia, y Atanasio su hermano -el de ella-.
La referencia al "padre Teotecno" es la que ofrece la base para esta consideración respecto del primero de los citados, mientras que a Atanasio se le llama hermano.[5]
Estos argumentos no parecen gozar de unos cimientos sólidos, más bien son especulativos.
La explicación más sencilla es la de que el tratamiento que se da a ambos, Teotecno y Atanasio, en la forma en que está redactado por el autor de las cartas, es de carácter afectivo, el que se puede tener por una persona mayor y admirada -santísimo padre-, y en el caso del segundo, por tratarse de un amigo y condiscípulo.
Otra posibilidad, también más simple que la de considerarlos padre y hermano de Hipatia, consiste en que fueran monjes cristianos.
3.- SOCIEDAD Y RELIGIÓN EN ALEJANDRÍA
Antes de proseguir con la vida de Hipatia, concretamente con sus enseñanzas, resulta imprescindible para comprender éstas, así como los sucesos que llevaron a su trágica muerte, conocer cuál era la situación de Alejandría durante el siglo IV.
Una vista panorámica a las capas sociales de la urbe y su papel en el desarrollo del conflicto que llevaría a una de las facciones cristianas al poder permitirá fijar el contexto en el que se desarrolló la vida de la filósofa.
3.1. La ciudad
La división del Imperio romano en dos grandes entidades políticas diferentes es ya un hecho en el siglo IV.
Alejandría es, junto con Antioquía, la segunda ciudad en importancia del Imperio Oriental, tras Constantinopla.
Con sus dos puertos -el Gran Puerto y el Eunostos- es la puerta que permite comunicar Occidente con lugares como la India, el Golfo Pérsico o Arabia, por lo que el comercio de los productos que provienen de esas regiones se canaliza a través de Alejandría.
Recordemos, asimismo, que la decisión de Octavio Augusto de convertir Egipto en una provincia dependiente directamente del Principado y no del Senado tiene su fundamento principal en la producción cerealística.
En el siglo IV Alejandría sigue siendo la vía por la que ese suministro se dirige hacia el Imperio.
En la ciudad fijan su residencia los altos cargos de la Administración imperial, entre los que interesa destacar el prefecto augustal y el Dux Aegyptii (en ocasiones se le cita como Comes Aegyptii), que tenía el mando militar, pero también es una sede episcopal cristiana de primer orden, puesto que el obispo de Alejandría es uno de los cinco patriarcas de la pujante Iglesia cristiana, junto con Constantinopla, Antioquía, Jerusalén y Roma.
Junto a la administración imperial, civil y militar, existía también una administración local, formada esencialmente por un órgano, llamado boulé, compuesto por miembros de la elite alejandrina.
Sin embargo, aunque tenía atribuidas competencias específicas, el poder de este consejo local se ejercía sobre todo mediante la influencia y las redes clientelares de sus miembros.
La ciudad se trazó con planta hipodámica o reticular.
Al norte, los dos puertos se abrían al Mar Mediterráneo; también se encuentra la Isla de Faros.
Junto al Gran Puerto el templo de culto imperial, el Cesarión, que será uno de los escenarios más comunes de los conflictos religiosos, y principal en lo que respecta al asesinato de Hipatia[6].
Al sur de la ciudad, el gran lago Mareotis.
La ciudad, así, se desarrolló en una franja de tierra entre el lago y el mar.
Alejandría estaba dividida en cinco barrios que, a su vez, se articulaban en distritos más pequeños.
Algunos de los barrios concentraban poblaciones homogéneas, lo que dificultaba la mezcolanza de los distintos grupos.
Encontramos así un barrio judío.
Y también uno con mayor concentración de población egipcia, llamado Rakotis, donde se encontraba el Serapeo, que sería también marco para los conflictos de poder en la urbe.
Dos amplias vías se cruzan en el ágora.
De las dos, conviene retener la vía Canópica, en el eje este-oeste, y que es la principal arteria ciudadana.
El ágora es el centro de la vida pública de la ciudad, y sus dimensiones permitían la concentración de grandes cantidades de personas.
En ella se reunían los distintos grupos religiosos, en número tan elevado que la expresión "los del ágora" legó a ser sinónimo de "multitud" (Martínez Maza: 113).
En las afueras de la ciudad, hacia el Este, pero próximo a ella por cuestiones tácticas, se encontraba el campamento militar de Nicópolis, que tenía acceso directo a la vía Canópica, entrando por la puerta Este de la urbe.
Su ubicación permitía a las tropas un rápido acceso a través de la travesía central de la ciudad.
El ágora y la vía Canópica son los escenarios nucleares de las manifestaciones sociales de la ciudad, tanto religiosas como civiles o militares.
Los condenados a azotes eran paseados a lomos de caballos o camellos por esta calzada.
En los disturbios que se produjeron en los siglos IV y V, los cuerpos de algunos personajes importantes, tras ser asesinados por la multitud, eran conducidos a lo largo de la vía Canópica, para ser luego incinerados, como le sucederá a Hipatia, pero el suyo no será el único caso.
Las multitudes se congregaban a lo largo de esta calle para recibir al emperador o a alguna autoridad principal de visita en la ciudad; tras el triunfo del cristianismo también servirá para recibir a los obispos recién nombrados, si bien tal recibimiento no siempre fue precisamente cálido.
3.2. La sociedad
Alejandría fue uno de los centros de poder del cristianismo naciente, al mismo tiempo que una urbe cosmopolita, donde griegos, romanos, egipcios y judíos, además de un conjunto heterogéneo de otra procedencia, compartían algunos espacios comunes.
También podemos dividir la población en función de sus prácticas religiosas, puesto que van a ser estas las que, junto con la lucha por el poder, conduzcan al final de la vida de Hipatia.
Bajo esa óptica distinguimos a cristianos, judíos y paganos -o practicantes de las religiones precristianas-[7].
Las líneas siguientes van a centrarse especialmente en el colectivo de los cristianos, ya que fue el crecimiento de esta comunidad el motor de muchos de los conflictos que van a desarrollar en las calles de la urbe.[8]
Una de las funciones que acometieron los patriarcas de la Iglesia alejandrina fue el reparto de alimentos entre los pobres, generalmente grano, vino y aceite, además de algunas otras actividades de carácter hospitalario.
Para desempeñar esta ingente tarea, dado el número de necesitados en la ciudad, la estructura eclesiástica fue creciendo, apoyada financieramente por tres fuentes nutrientes:
la administración imperial de Constantinopla, las donaciones privadas de personas influyentes de Alejandría, y las limosnas de una comunidad cristiana cada vez más numerosa.
El crecimiento de la organización jerárquica cristiana permitió al obispo de Alejandría la creación de fuertes redes clientelares y de transporte, de tal manera que establecieron un sistema propio de aprovisionamiento desde la chora -el territorio agrícola circundante de Alejandría-, y también posibilitó la instrumentalización de amplios sectores de la población, tanto laica como propiamente clerical.[9]
El territorio circundante de Alejandría se iba poblando de monjes eremitas y de monasterios.
Recordemos, sin profundizar más por razones de limitación de este trabajo, que el siglo IV egipcio es el del anacoreta San Antonio, y el de San Pacomio, al que se considera el primer fundador de una regla monástica.
Los monjes van a participar activamente en alguna de las algaradas que se desencadenarán en Alejandría, ya que acuden al llamado del obispo, que los utiliza para la consolidación de su poder frente a la autoridad civil; será el caso de la agresión al prefecto augustal Orestes, poco antes del asesinato de Hipatia.
En el caso del obispo Cirilo, además, existían vinculaciones emocionales con estos monjes, ya que durante varios años, antes de llegar al patriarcado en el año 413, compartiría vida con ellos en el monasterio de Nitria.
Este monasterio, fundado por Shenute a mediados del siglo IV, llegó a tener más de dos mil monjes y casi el mismo número de monjas, además de una gran cantidad de tierras.
Figura 2. Localización de Nitria
Junto a estos grupos de monjes, encontramos también dentro del control del obispo algunas otras comunidades laicas que trabajan directamente para la Iglesia, como son los parabolanos y los filóponos (Martínez Maza: 154).
Estos grupos seglares pero con elevada conciencia religiosa van a resultar especialmente violentos, hasta tal punto que la administración civil intentó limitar su número. Además, su presencia constante en la ciudad, a diferencia de los monjes, le garantizaba al obispo alejandrino una milicia movilizable de inmediato.
Los parabolanos eran reclutados entre las capas más pobres de la sociedad alejandrina, generalmente entre personas fornidas y con pocos escrúpulos, ya que sus labores incluían las de asistencia hospitalaria de la población, y ello suponía un contacto permanente con todo tipo de enfermedades y con los cadáveres.
Las fuentes indican su participación en muchos de los incidentes violentos de la época, si bien con respecto a Hipatia no hay mención a su participación en el momento de su muerte.
Ahora bien, en el año 416, poco después de la muerte de la filósofa, un edicto de Honorio y Teodosio II, aprobado tras una queja del consejo local de Alejandría, limita las actividades de los parabolanos, que dejan de depender de la Iglesia para ser controlados por el prefecto imperial de la ciudad; asimismo se acota su número que no podrá superar el de quinientos, lo que es sumamente expresivo de la cantidad que pudieron llegar a ser anteriormente.
Asimismo, se les prohibió acudir a espectáculos públicos o a las salas donde se impartía la justicia, en prevención de sus actuaciones violentas e intimidatorias. No obstante, poco tiempo después el control de los parabolanos volverá al patriarca.
Es obvio que el poder del obispo era creciente, incluso por encima de la administración imperial (Martínez Maza: 154-155; Dzielska: 108).
Los filóponos eran también un grupo laico que se caracterizaba por una vida casi ascética, lo que los aproximaba, sin serlo, a una comunidad monacal.
A diferencia de los parabolanos, esta comunidad estaba constituida por gente erudita y dedicada al estudio, lo que no les impidió ejercer medidas agresivas en la cristianización de la ciudad, y también fueron protagonistas de varios altercados, en especial contra los estudiantes paganos.
A diferencia de los cristianos o los judíos -estos últimos mediante las sinagogas- los paganos no estaban organizados como un único grupo religioso, lo que se corresponde con la diversidad de cultos que es el fundamento del politeísmo.
Este hecho conlleva que la participación en las algaradas era espontánea y desorganizada, no existía nada parecido a un guía o patriarca que pudiese instrumentalizar a los ciudadanos adscritos a los diferentes cultos de la antigua religión.
Por esto, "pagano" es un término que sólo define a los practicantes de los antiguos cultos desde la óptica de los cristianos, pero no desde el punto de vista de los propios fieles de esas religiones.
Es pagano todo aquél que no es judío ni cristiano.
En las fuentes cristianas de la época también se les denomina indistintamente gentiles o helenos.
Entre los paganos, por tanto, encontramos fieles de dioses egipcios, griegos y romanos, además de otros cultos del Próximo Oriente implantados en la ciudad de Alejandría, como gran urbe que era.
Resulta curioso observar como la conciencia de identidad "pagana" sólo la adquieren los practicantes de estos cultos cuando comienzan a ser perseguidos de forma indistinta por los jerarcas de la Iglesia cristiana.
A partir de tales persecuciones es cuando podemos hablar de una facción pagana de la ciudad.
La diversidad que ofrece la comunidad pagana se refleja en la actitud de sus miembros.
Aunque desde el punto de vista cristiano todo aquél que no es seguidor de Jesucristo es pagano -excluidos los judíos-, los así llamados paganos no necesariamente mantienen la misma actitud hacia el cristianismo ni hacia sus propias religiones.
Nos encontraremos por tanto con intelectuales paganos comprometidos en la defensa de su religión, de forma violenta, incluso, como en el caso de la destrucción del templo de Serapis, y con otros estudiosos, como era el caso de Hipatia, que no parecen mostrar ningún afán combativo hacia ningún culto en particular, llegando incluso algún autor cristiano a afirmar que al final de su vida la filósofa se había convertido al cristianismo -si bien a la corriente arriana-.
3.3. Violencia en las calles de Alejandría
Tres son los grupos religiosos que van a protagonizar las algaradas callejeras, como expresión de una lucha a más alto nivel, en los espacios públicos de Alejandría:
los cristianos, los paganos y los judíos.
No hay que pensar que cada una de estas comunidades sencillamente se dedicaba a combatir a alguna de las otras dos; existieron alianzas coyunturales, donde dos de esos grupos podían perfectamente unirse para combatir al tercero.
Además, dentro de la comunidad cristiana la violencia se produjo de una forma dramática entre las diferentes corrientes teológicas, siendo la confrontación entre los arrianos y los nicenos -estos últimos fueron los que ganaron el combate teológico y físico y de ahí que también se conozcan como ortodoxos, que otra cosa no quiere decir sino "los de la opinión correcta", obviamente "correcta" tras haber eliminado las otras opiniones-.
El conflicto arriano se desencadena de forma especialmente virulenta en Alejandría, puesto que allí es donde ejerce su ministerio el propio Arrio.
En una fecha tan temprana como el año 318 se celebra un concilio promovido por el patriarca Alejandro, en el que se condena por parte de un buen número de obispos egipcios la doctrina arriana, decisión que sería corroborada por el Concilio de Nicea en el 325.
Esta condena no puso fin al arrianismo, sino que exacerbó la violencia que se manifestó en los lugares públicos de Alejandría, extendiéndose desde los estudios de los teólogos.
La situación se complica con la adscripción de varios emperadores al credo arriano.
Tales emperadores nombraban para la sede episcopal de Alejandría personas que también estaban vinculadas al arrianismo, lo que provocaba un conflicto con todos aquellos movimientos religiosos de la urbe que defendían la posición nicena -ortodoxa-.
El emperador Constancio nombrará, de esta manera, a Gregorio (339-345), arriano, como patriarca de Alejandría, designación que supone el exilio del anterior obispo niceno, Atanasio.
Cuando Gregorio llega a Alejandría, un grupo de ciudadanos de adscripción arriana asalta la iglesia nicena de Quirino; a este colectivo de asaltantes se sumaron también paganos, que anteriormente eran perseguidos por el celo religioso de Atanasio.
Este obispo, de hecho, a lo largo de los años será alternativamente expulsado y rehabilitado, en función de los distintos emperadores y de los grupos de presión que actuaban sobre ellos.
Otro obispo arriano de Alejandría fue Jorge (357-361), que instituyó un régimen tan feroz como el de Atanasio, persiguiendo a judíos, paganos y cristianos nicenos.
La situación llegó a tal punto de violencia que una multitud enardecida asesinó al obispo, paseó el cadáver por la vía Canópica y por último fue quemado.
Una actuación, como puede verse, muy similar a la que sufrirá Hipatia años después.
El último obispo arriano de Alejandría fue Lucio (367-378), que tuvo que tomar posesión de su cargo con el apoyo del ejército y de la Administración imperial, puesto que para ese entonces los arrianos habían perdido influencia y la mayor parte de la jerarquía eclesiástica de la urbe era nicena, y manipulaba a la población contra el obispo arriano.
En el año 380, el emperador Teodosio I dicta el edicto de Tesalónica (cunctos populos) en el que no sólo se ordena a la población que debe seguir el culto niceno, sino que además se adoptan medidas sancionadoras contra los practicantes arrianos.
Los dos obispos nicenos de Alejandría que se convertirán en los protagonistas de la ciudad son Teófilo (385-412) y su sobrino Cirilo (412-444), este último el supuesto promotor de la muerte de Hipatia.
Con Teófilo la ciudad de Alejandría vivió una temporada en la que los conflictos se redujeron notablemente.
Su fama como teólogo alcanzó tales dimensiones que en el debate planteado entre él y el patriarca de Constantinopla, Juan Crisóstomo, consiguió que se exiliara a este último.
La violencia cristiana se dirigió también contra judíos y paganos, una vez que el problema arriano había quedado reducido.
Antes de ese momento, no obstante, las actuaciones cristianas contra el paganismo ya se habían caracterizado por el uso de la fuerza.
Destaca Shenute, el fundador del Monasterio Blanco, cerca de Sohag, en Panópolis, que al frente de una turba que él enardecía recorría el país destruyendo templos y derribando ídolos.
Uno de los cultos que más pervivió fue el de Isis, si bien sus fieles tuvieron que practicarlo, con el tiempo, en lugares ocultos para evitar la destrucción de los objetos sagrados.
Entre otros casos conocemos el del santuario de Menouthis.
En esta localidad, el culto se mantuvo hasta 484, momento en el cual fue descubierto el templo oculto.
En la isla de Filé el culto de Isis se mantuvo hasta el año 540.
Eunapio, filósofo neoplatónico del siglo IV, en su obra "Vidas de filósofos y sofistas" narra el caso de la destrucción de los templos de Canopo:
"Los templos de Canopo sufrieron también el mismo destino en el reinado de Teodosio, cuando Teófilo estaba al frente de los abominables o malditos...
Estos hombres, amparándose en su odio contra nuestros lugares santos...
hicieron una incursión a los templos y a pesar de que no pudieron siquiera alegar un rumor de guerra que los justificase, demolieron el templo de Serapis y destruyeron las ofrendas del templo...
Luego llevaron a los lugares sagrados los llamados por ellos monjes..." (Martínez Maza: 232).
Sin embargo, es en el año 391, ya debilitado el movimiento arriano, cuando las autoridades imperiales deciden imponer una prohibición expresa del culto pagano a favor del cristianismo niceno.
Estos edictos de Teodosio I son aprovechados por el obispo Teófilo para promover una violenta persecución de tales cultos paganos y los templos que los acogen, que provocó a su vez una fuerte reacción por parte de los paganos.
Los acontecimientos de este año terminarían con la destrucción del Serapeo, el más importante recinto pagano de Alejandría.
El Serapeo, además de templo, albergaba también una sección de la Biblioteca de Alejandría.
El Museo era una institución de carácter científico que contenía más salas además de la destinada a Biblioteca.
Con el tiempo el crecimiento de la Biblioteca obligó a ampliarla, para lo cual se utilizaron algunas estancias del Serapeo.
Mientras la sede principal sufría destrucciones en distintos períodos, la del Serapeo parece que llegaría intacta hasta finales del siglo IV.
Con toda seguridad la sección de la Biblioteca instalada en el Serapeo sería destruida por los violentos altercados del año 391.
Según parece los hechos se precipitaron cuando, con motivo de las obras de una nueva iglesia cristiana, se encontraron algunos objetos de culto pagano que fueron violados y maltratados por los cristianos, que iniciaron un cortejo por la vía Canópica.
Los paganos reaccionaron ante este insulto, y los enfrentamientos condujeron a varias muertes, en especial destaca la crucifixión de algunos cristianos por parte de la facción pagana.
Ante la reacción cristiana los paganos se refugiaron en el templo de Serapis, que se elevaba en una colina en el barrio de Rakotis, y nombraron portavoz al filósofo Olimpio.
Ante la dificultad de asaltar el templo sin graves pérdidas de vidas humanas, las autoridades civiles acuden al emperador.
Teodosio I, que decidió conceder la condición de mártires a los cristianos que habían fallecido en la confrontación, ordenó la retirada de los objetos de culto y autorizó la elevación de una iglesia cristiana en su lugar; a la vez concede el perdón a los paganos participantes de la revuelta, salvo los que habían matado cristianos.[10]
La multitud cristiana que se había concentrado delante del templo se lanzó contra su puerta y penetró en el recinto.
Los paganos huyeron con más o menos éxito.
Los cristianos mutilaron la estatua de Serapis, y sus miembros fueron a continuación quedamos simbólicamente en distintos barrios de la ciudad.[11]
En estos acontecimientos que culminan con la destrucción de Serapeo, no hay constancia de la participación de Hipatia o sus estudiantes.
Sin embargo, algunos otros filósofos paganos, como Olimpio, Heladio y Claudiano, abandonan Alejandría.
Este hecho es significativo, ya que sumado a lo que conocemos de sus enseñanzas, permite excluir a la filósofa de los cultos paganos.
Sus clases no se ven afectadas ni tiene que exiliarse de la ciudad por miedo a represalias, lo que muestra que no participó en estos acontecimientos.
Así, Hipatia tendría alumnos cristianos y paganos, como se verá, y a todos ellos les introducía no sólo en las ciencias matemáticas, en especial la astronomía, sino en la esencia de un neoplatonismo imbuido de la tradición griega clásica pero ajeno al paganismo en cuanto que religión.
En cuanto al sucesor de Teófilo, su sobrino Cirilo, en primer lugar, expulsó a los cristianos novacianos de la ciudad para, a continuación, dirigir una campaña contra los judíos.
El prefecto imperial, Orestes, en 414, recibió una comisión de la comunidad judía que se quejaba de unos altercados que se habían producido contra ellos en el teatro de la ciudad.
Los judíos acusaron a Hierax, un seguidor de Cirilo, de promover los acontecimientos del teatro.
Orestes ordenó detener a Hierax, que fue azotado en presencia de los representantes hebreos.[12]
Según Juan de Nikiu (Chronographia 84. 87-103):
"Hierax fue detenido y sometido a un castigo público en el teatro, aunque él era completamente inocente".
Cirilo a su vez reaccionó amenazando a los judíos con duras persecuciones si no cedían ante el poder del obispo.
Ante estas amenazas, los judíos intentaron adelantarse: una noche anunciaron el incendio de la iglesia de San Alejandro; cuando acudieron los cristianos, los judíos atacaron y mataron a muchos de ellos.
A continuación Cirilo reunió una gran multitud que tomó las sinagogas y el barrio judío, muchos de los miembros de esta comunidad fueron expulsados por el patriarca sin que el prefecto imperial, Orestes, pudiera impedirlo.
Las presiones de distintos grupos más moderados de cristianos conducen a un intento de reconciliación entre Cirilo y Orestes.
En un acto litúrgico, el patriarca ofrece a Orestes unos Evangelios, que Orestes no acepta ya que hacerlo de esa manera sería reconocer su sumisión al obispo, algo que quería evitar a toda costa, y más aún delante de la multitud asistente.
Sin embargo, Cirilo aprovecha la ocasión para extender el rumor de que Orestes es un criptopagano.
Días después un gran número de monjes, unos quinientos, llegan desde el monasterio de Nitria, donde había pasado varios años el patriarca Cirilo, y asaltan al prefecto imperial en medio de la calle, que se defiende de las acusaciones proclamando que es cristiano; uno de los monjes, llamado Amonio, lanza una piedra que alcanza a Orestes en la cabeza, mientras la escolta del prefecto huye, dejándolo ante los monjes.
Afortunadamente un grupo de alejandrinos acude a defender al prefecto y consigue salvarlo.
Posteriormente Amonio es apresado, torturado y muerto; ocasión que aprovecha Cirilo para proclamarlo mártir y concitar el odio de los cristianos intransigentes contra Orestes (Sócrates Escolástico, libro VII, capítulos XIII y XIV).
Ante estos acontecimientos que amenazan con destruir el poder civil por parte del obispo, Orestes buscó durante los meses siguientes el apoyo del grupo de cristianos moderados, a los que no gustaba la actitud de Cirilo, y también la del grupo de los paganos más influyentes de Alejandría, entre los que se incluía Hipatia.
3.4. La magia
Llegado el momento previo a la muerte de Hipatia a manos de un grupo de cristianos, es conveniente añadir un breve comentario sobre la magia, ya que será uno de los elementos a considerar entre las motivaciones del crimen.
La práctica de la magia, en su más amplio sentido, formaba parte de las religiones antiguas, de tal manera que en muchas ocasiones el culto y la magia no se podían diferenciar.
El neoplatonismo también podía ser combinado con estas prácticas, concretamente con la teúrgia cuyo objeto era la mejor comprensión de la divinidad, e incluso la unión con la esencia de lo divino.[13]
Teón, el padre de Hipatia, escribió un tratado sobre la adivinación a través de la observación de los pájaros -ornitomancia-. Pero el propio obispo de Cirene, Sinesio, en sus cartas muestra que también él estaba en el conocimiento de algunas prácticas mágicas, algo que comentaba con la más absoluta naturalidad, sin ánimo de ocultación.
Los patriarcas de Alejandría, aunque combaten algunos procesos mágicos, no discuten, sin embargo, sus cualidades: no se puede negar la posibilidad de adivinar el futuro mediante oráculos, siendo que también los cristianos admiten que Dios puede inspirar a algunas personas mediante el don de la profecía. De aquí que la persecución de la jerarquía cristiana se dirija contra la práctica pagana de la magia, porque se había producido una inversión: los antiguos dioses eran demonios para los cristianos, por lo que los oráculos paganos estaban inspirados por dichos demonios.
Por lo tanto, los cristianos admiten que la magia puede funcionar, pero que sólo es lícita aquella inspirada por su propio Dios, y no por los demás dioses, que se asimilan a fuerzas malignas que, obviamente, no carecen de poder. Para justificar este tipo de prácticas adivinatorias por parte de los diversos ascetas y monjes cristianos se afirma que se trata de profecías, y con esta simple modificación del término se vinculan las prácticas mágicas cristianas de los siglos IV y V con la tradición bíblica del Antiguo Testamento.
El historiador romano del siglo IV Amiano Marcelino ofrece una información relevante:
el obispo de Alejandría, Atanasio, fue destituido de su cargo por un sínodo a la vista de que conocía el futuro mediante la observación de las aves, y que realizaba algunas otras prácticas mágicas poco acordes con el cristianismo (Amiano Marcelino, Historia, 15, 7 ,7-9).
"Atanasio, obispo de Alejandría en aquella época,....Y es que se decía que, como conocía perfectamente la interpretación de las suertes fatídicas, o lo que anunciaban las aves en los augurios, a veces había predicho lo que iba a ocurrir. Además, se le acusaba igualmente de otras prácticas que no eran propias de un cargo como el suyo...".
La decadencia de los templos paganos se intenta combatir por los sacerdotes de los distintos cultos precristianos mediante el incremento de las prácticas oraculares: a la población egipcia, incluida la alejandrina, les interesaba no sólo su futuro, sino también los datos sobre el tiempo para los cultivos o el éxito de una empresa comercial. Las angustias cotidianas encuentran alivio acudiendo a estos oráculos. A medida que los templos son clausurados, los oráculos se convierten en profesionales itinerantes que van de pueblo en pueblo ofreciendo sus servicios (Martínez Maza: 248 y passim).
A partir del emperador Constancio se suceden las normas contra la magia, que en muchas ocasiones se identifica completamente con el paganismo, por lo que desde la óptica cristiana se hermanaban la religión pagana y la magia prohibida. Una disposición aprobada por Graciano, Valentiniano y Teodosio en el año 381, que sería reiterada en años posteriores, prohibía la realización de sacrificios nocturnos y la práctica de la adivinación. En el año 392 otra disposición de Teodosio, Arcadio y Honorio prohibirá, en cualquier lugar del Imperio, realizar sacrificios o dar culto a los lares; esta disposición, como puede observarse, confunde plenamente los ritos de las religiones paganas, incluida la romana tradicional, con las prácticas mágicas (Salinas: 241).
4.- LAS ENSEÑANZAS DE HIPATIA
4.1. Las matemáticas
Hipatia se educó en un ambiente propicio al estudio. Su padre, Teón, escribió varios comentarios matemáticos; algunos de ellos de carácter astronómico, sobre los trabajos de Ptolomeo.
La Suda nos informa de las inquietudes intelectuales de Hipatia:
"Escribió un comentario sobre Diofante, el Canon Astronómico, y un comentario sobre las Cónicas de Apolonio."
Estos comentarios se han perdido, si bien la investigación está dando sus frutos, y ahora se piensa que en los ejemplares originales de las obras de los autores comentados por Hipatia se encuentran interpolaciones que deben ser atribuidas a la filósofa, con lo que, en realidad, puede decirse que las obras originales, en el estado en el que han llegado hasta el presente, cuentan con una parte reelaborada por Hipatia.[14]
Algunos autores atribuyen a la estudiosa alejandrina otros tres trabajos matemáticos, además de los citados (Martínez Maza: 33).
Los trabajos que, sin duda, pueden ser asignados a Hipatia responden, pues, al ámbito de la geometría y de la astronomía. Pero, además, encontramos alguna otra aportación de carácter técnico que también debió de interesar a la filósofa; es el caso del astrolabio y del hidroscopio.
En un breve opúsculo que se conoce como "Tratado sobre el regalo", Sinesio se refiere a un astrolabio, elaborado por él, con el que obsequia a su amigo Peonio. El objeto se ha identificado más exactamente con algo similar a una esfera armilar o un instrumento para reproducir en pequeña escala los movimientos de los astros.
También en la correspondencia de Sinesio (carta 15) encontramos una solicitud del ya obispo de Cirene a su antigua maestra. Le solicita que ella fabrique un hidroscopio en bronce y se lo haga llegar.[15]
El conjunto de estas cartas de Sinesio, así como su capacidad para poder llevar a cabo el mismo la construcción de un astrolabio o una esfera armilar, y el conocimiento del hidroscopio, permiten reconstruir las enseñanzas de Hipatia, que abarcaban la geometría y la astronomía, incluso en sus aspectos técnicos, y no sólo en la exposición teórica. Debemos ser conscientes, además, de que el propio padre de Hipatia escribió una obra titulada "Sobre el pequeño astrolabio", por lo que seguramente Hipatia no hacía sino continuar con las especiales inclinaciones de su progenitor.
4.2. Filosofía
Las prácticas adivinatorias se reflejan en las cartas de Sinesio. En una de ellas, la 154, dirigida precisamente a Hipatia, manifiesta la importancia que el obispo concedía a los sueños. Se dirige a su maestra informándole y enviándole para que lo lea un Tratado sobre los sueños que el propio obispo de Cirene ha redactado:
"He escrito dos libros este año. A uno de ellos fui llevado por el mismo Dios, el otro debido a la difamación de los hombres...Toda la obra fue escrita en una sola noche, o más bien en lo que quedaba de la noche durante la que tuve la visión de que debía escribirla...Hay dos o tres pasajes en el libro en el que yo mismo parezco otra persona...De entre todos los griegos tú eres, tras de mí, la primera que lo va a leer".
Según la Suda, también Teón era aficionado a ciertos estudios adivinatorios:
"Escribió trabajos sobre matemáticas y aritmética, Sobre los signos y la Observación de los pájaros y el Graznido de los Cuervos, Sobre la aparición de la estrella del Perro[16] y Sobre la inundación del Nilo, y un comentario sobre el pequeño astrolabio".
Este párrafo ofrece una visión conjunta de las inquietudes intelectuales de Teón, donde se puede comprobar que junto con los estudios puramente científicos aparecen otros de carácter más esotérico.
Las enseñanzas de Hipatia seguramente, vista la correspondencia de Sinesio, combinarían también la ciencia con este tipo de elementos, más alejados de lo que ahora consideramos científico.
Sin embargo, tales componentes no eran vistos como ajenos a la ciencia en aquel momento. La filosofía neoplatónica consideraba que a través del estudio de algunas ciencias se podía alcanzar un estado de iluminación interior, o si se prefiere, era una puerta para encontrar respuestas a las preguntas básicas del ser humano: quiénes somos, cuál es nuestra naturaleza o cuál la de las cosas.
Los filósofos de la escuela alejandrina, al igual que los de la ateniense, se pueden considerar entre los neoplatónicos. El neoplatonismo, promovido por Plotino en el siglo III d.C., es el movimiento filosófico dominante en el Mediterráneo en el período en que Hipatia imparte sus enseñanzas.
Las fuentes primarias mencionan expresamente el ejercicio de la filosofía por parte de Hipatia, junto con sus trabajos matemáticos.
Sobre estos últimos, una mención en la Suda refiere expresamente que sufrió a causa de su sabiduría, en especial por sus conocimientos en materia de astronomía, algo que indirectamente nos da a entender que sus estudios del firmamento se pudieron asociar con prácticas mágicas rechazadas por el poder emergente de la Iglesia cristiana.
Sócrates Escolástico convierte a Hipatia en sucesora de la escuela de Platón y Plotino, mientras que el texto de la Suda añade a Aristóteles y a "otros filósofos" sin concretar más.
"La hija de Teón, el geómetra, el filósofo alejandrino, ella misma fue una filósofa y bien conocida por muchos. Fue hecha pedazos por los alejandrinos....Sufrió esto a causa de la envida y de su excepcional sabiduría, especialmente en lo que se refiere a la astronomía...De la misma noble naturaleza que su padre, no estaba satisfecha con su instrucción en matemáticas, así que también abrazó el resto de la filosofía con diligencia. Aunque mujer, se vistió con la capa de filósofo y caminaba a través de la ciudad para explicar públicamente a quien deseara escuchar tanto a Platón como a Aristóteles, así como a otros filósofos. Además de enseñar, llegó a tener las más altas virtudes, llegando a ser justa y prudente, permaneció virgen" (Suda)
"Había una mujer en Alejandría llamada Hipatia, hija del filósofo Teón, que consiguió tales logros en literatura y ciencia que llegó a sobrepasar a todos los filósofos de su tiempo. Habiendo sucedido a la escuela de Platón y Plotino, ella explicaba los principios de la filosofía a sus oyentes, muchos de los cuales venían de lejos para recibir sus enseñanzas" (Sócrates Escolástico).
A través de la correspondencia de Sinesio se pueden llegar a inferir los filósofos cuyas obras eran objeto de las clases de Hipatia, e incluso el respeto del obispo de Cirene por su condición de filósofa, además de la puramente matemática[17]:
"Nosotros hemos visto con nuestros ojos y escuchado con nuestros oídos a la dama que legítimamente preside los misterios de la filosofía" (carta 137).
De las explicaciones de Hipatia relacionadas con la filosofía neoplatónica, junto con algunas acusaciones de Juan de Nikiu, se ha tratado de inferir que la filósofa podía estar inclinada a la práctica de la teúrgia, es decir, de la magia, tal y como podría derivarse de las enseñanzas del filósofo neoplatónico Jámblico. Ahora bien, en los datos que hemos podido recomponer sobre las enseñanzas de Hipatia no hay elementos que permitan afirmar que practicaba ningún tipo de teúrgia, ni tampoco que estuviese asociada a ningún culto pagano. Ni siquiera Juan de Nikiu, a pesar de su acusación de ejercer la magia, se refiere a Hipatia como fiel de algún culto en especial. Por otro lado, aunque es cierto que existe una corriente dentro del neoplatonismo más inclinada a este tipo de prácticas, el pensamiento neoplatónico por sí mismo no conduce necesariamente a la teúrgia.
"Por aquellos días había en Alejandría una filósofa, una pagana llamada Hipatia que se encontraba entregada a la práctica de la magia, los astrolabios y los instrumentos musicales, y ella cautivaba a mucha gente con sus argucias satánicas"(Juan de Nikiu, Chronographia, 84).
En lo que respecta a la información que nos transmite Juan de Nikiu, la única en la que podríamos fundarnos para suponer que tal vez Hipatia se inclina hacia algún tipo de teúrgia, hemos de pensar que el propósito de tales afirmaciones era justificar la violenta muerte de la "hechicera" a manos de los cristianos.[18]
Por otra parte resulta indudable, como los textos reflejan sin vacilación, que Hipatia había alcanzado un alto grado en la práctica de una de las virtudes que adornan al filósofo neoplatónico: la serenidad, el autodominio, o, por decirlo en forma más precisa, lasofrosine. Hipatia predica con su propio ejemplo la necesidad de encontrar la virtud mediante el estudio. Para alcanzar el mayor grado posible de perfección también permanece virgen.[19]
Esta actitud serena y cortés de Hipatia es la que le granjea el respeto de algunas personas del círculo de estudiosos y de dirigentes cultos de la ciudad, mientras que curiosamente suscita los recelos y envidias de otros cuyo objetivo es conseguir imponer sus ideas, no que éstas se debatan.
Una manifestación del comportamiento de Hipatia y de la importancia que concedía al cultivo de su espíritu la encontramos en una anécdota recogida por Damascio: la belleza de Hipatia provoca que uno de sus discípulos se enamore de ella. La mujer, ante la imposibilidad de disuadirle de otra manera, le muestra uno de sus paños menstruales al tiempo que le espeta: "Esto es lo que amas, joven, y esto no es bello". A partir de entonces el discípulo cambió y se convirtió en una persona mejor, según nos informa el texto.
No importa ahora si la escena es verídica, sino que muestra cuáles eran no sólo las aspiraciones de Hipatia sino la esencia de sus enseñanzas filosóficas. Los individuos deben sobreponerse a estas emociones, que se acercan más a los instintos animales, para seguir el camino que lleva a los más altos grados de perfección intelectual y del espíritu -o de la ética-.
4.3. El aula
¿Dónde impartía las clases Hipatia?
En la Suda se dice que Teón era un filósofo vinculado al Museo.
Sin embargo, no ofrece la misma información sobre Hipatia, de la que sabemos que explicaba públicamente a todo el que quisiera escucharle.
Sócrates Escolástico señala que se dedicaba a impartir clases "habiendo sucedido a la escuela de Platón y de Plotino", afirmación que ha servido para fundar la hipótesis de que presidía una institución educativa, dirigida a un pequeño círculo de interesados en la filosofía.
Si a esto se suma la noticia de que su padre enseñaba en el Museo de Alejandría, puede pensarse que también Hipatia impartía en ese lugar sus enseñanzas.
No obstante, no contamos con datos suficientes para poder deducir el lugar donde Hipatia se reunía con sus alumnos; tal vez, el propio Serapeo, donde residía una importante sección de la Biblioteca contase con lugares idóneos para las clases.
Además, la mención en las fuentes a que recorría públicamente la ciudad hablando de filosofía, también puede sugerir que de cuando en cuando ofrecía conferencias a un público más general, fuera del círculo de sus alumnos; la asistencia a tales charlas públicas, por otra parte, también estaría constituida por personas de un cierto nivel cultural.[20]
4.4. Los alumnos
Pero ¿quiénes eran los discípulos de Hipatia? La lógica sugiere que se trata de gente acomodada, que dispone de tiempo libre para dedicarlo a los estudios. A este elemento debemos añadir que, de entre ese grupo de personas, acudirían aquellos que tuviesen inclinación por dichos estudios, en lugar de disponer de su tiempo en el ejército o el comercio, por ejemplo.[21]
Sinesio de Cirene, que sería nombrado obispo de la Ptolemaida, es el alumno mejor conocido gracias a que se ha conservado una numerosa correspondencia de su mano.[22] A través de este epistolario rastreamos tres nombres más, con los que todavía se escribe el obispo, que acudieron junto con él a las clases de Hipatia, incluso alguno de ellos permaneció más tiempo que Sinesio en las clases de la filósofa, según podemos inferir de alguna de las cartas.
Así, Sinesio dirige sus epístolas a Herculiano, Isidoro y Olimpio.
Se ha sugerido también que el hermano de Herculiano podía ser Flavio Tauro Seleuco Ciro, alto funcionario de la corte de Teodosio II, y también obispo en Frigia (Blázquez Martínez: 413; Dzielska: 44).
A su vez, en el texto de las epístolas se citan otros nombres de discípulos de Hipatia, que compartieron asiento con Sinesio, tales como Isión, Hesiquio, Gayo, Teodosio, Teotecno y Atanasio.
Otro de tales alumnos fue Evoptio, que también posiblemente era hermano de Sinesio, ya que así lo llama el obispo en su correspondencia, si bien se presenta la duda de si se trata de un apelativo cariñoso utilizado para un amigo que también fue compañero suyo de estudios o bien se refiere a un hermano consanguíneo.
Este conjunto de alumnos, además de ofrecernos la imagen de una clase social alta, también nos muestra que en las clases de Hipatia no existía ninguna discriminación por razón de religión; junto con paganos, encontramos a otros personajes como el propio Sinesio que llegaría a ser obispo de la Ptolemaida.
Este es otro argumento que debe sumarse para no identificar a Hipatia con culto pagano alguno, ni tampoco con una u otra corriente cristiana -arriana o nicena-.
Las clases de Hipatia parecen ajenas a la religión, o al menos al proselitismo religioso.
5.- LA MUERTE DE HIPATIA
El principal texto que recoge la muerte de la filósofa es el de Sócrates Escolástico, del que se reproduce la parte en la que narra tanto los hechos como las motivaciones de este crimen:
"Aun así, cayó víctima de políticos envidiosos, que eran numerosos en esa época. Como tenía frecuentes entrevistas con Orestes, fue objeto de calumniosos rumores entre el populacho cristiano, que era por la influencia de ella que se impedía la reconciliación con Cirilo. Algunos de ellos, por lo tanto, cuyo cabecilla era un lector llamado Pedro, debido a su intolerancia y violentos celos, pasaron a conspirar contra ella; y vigilando el momento en el que ella volvía a casa en su carro, la cogieron y se la llevaron a rastras hasta la iglesia llamada Cesarión, donde la desnudaron y le dieron muerte con fragmentos de cerámica. Tras desmembrar su cuerpo, llevaron sus miembros destrozados a un lugar llamado Cinaron, y allí los quemaron."[23]
Este autor nos informa de los hechos de una forma sucinta pero suficientemente expresiva: un cristiano llamado Pedro, que tenía el cargo de lector, encabeza un grupo que toma por sorpresa a Hipatia cuando regresaba montada en un carro a su casa. La aferraron violentamente, fue arrastrada hasta la nueva iglesia de Cesarión, que antes era un templo de culto imperial, y, tras desnudarla, la mataron acuchillando su cuerpo conostraka, fragmentos de cerámica que tal vez encontraran en el recinto del templo, aunque tampoco se puede descartar que hubieran pensado en una muerte así de cruel y con premeditación portaran consigo los fragmentos cerámicos.
Por último, tras desmembrarla, llevaron sus restos a las afueras de la ciudad y quemaron sus restos.
Este tipo de muerte cruel y posterior exhibición de sus restos por una parte de la ciudad, algo inevitable para alcanzar el lugar de la incineración, trae a la memoria el crimen que también se cometió contra el patriarca Jorge, como se ha comentado anteriormente.
Sin embargo, a diferencia del patriarca, Hipatia era una persona ajena al mundo religioso, no desempeñaba cargo alguno ni en los cultos paganos ni en los cristianos. De aquí que Sócrates Escolástico nos ofrezca una motivación expresamente política: se extendió el rumor de que los consejos de Hipatia influían en el prefecto Orestes, impidiendo una reconciliación con el patriarca Cirilo.
Desde luego, no aclara quiénes eran esos políticos envidiosos pero queda claro que formaban parte del grupo de poderosos cristianos, ya que el instrumento utilizado contra la filósofa es precisamente "el populacho cristiano", es decir, las clases más bajas. No hay que descartar que entre ellos se encontrasen parabolanos, puesto que ya hemos visto como esta facción se nutría de los núcleos más pobres e incultos de la ciudad, aunque no existe prueba alguna al respecto de su participación en este crimen.
Por otra parte, también el móvil señalado por Sócrates Escolástico apunta a que el crimen fue promovido o al menos fomentado por los poderosos cristianos, ya que se advierte que se le da muerte porque impedía que Orestes se reconciliase con el obispo.
Por si fuera poco claro lo expresado hasta ahora por este autor, continúa diciendo:
"Un hecho tan inhumano no puede sino hacer recaer el mayor oprobio, no sólo sobre Cirilo, sino también sobre toda la Iglesia de Alejandría. Y seguramente nada puede ser más ajeno al espíritu del cristianismo que la realización de masacres, peleas y operaciones de esta índole."
Parece, por lo tanto, bastante claro que Sócrates imputa la realización del asesinato directamente al obispo Cirilo. Desde luego, puede argumentarse que la mención de Cirilo lo es a título de cabeza de la iglesia cristiana: puesto que son miembros de este grupo religioso los que asesinan a Hipatia, la responsabilidad sería de Cirilo. Pero no la culpa. El obispo no tendría porqué haber sido el instigador del crimen. Ahora bien, la forma en que está escrito el texto, "sobre Cirilo sino también sobre toda la Iglesia de Alejandría", transmite una fuerte impresión: el patriarca intervino de alguna manera.
Damascio, en su obra Vida de Isidoro, es más enérgico en la imputación de culpas al obispo Cirilo:
"Cirilo, el obispo del grupo opuesto, pasó junto a la casa de Hipatia, y vió que había una gran número de personas a su puerta, tanto de hombres como de caballos, algunos llegando, otros partiendo, y algunos que permanecían allí mismo. Cuando preguntó cuál era el significado de esa reunión y a qué se debía el revuelo ante esa casa, le respondieron que eran los que seguían a la filósofa Hipatia cuando hablaba, y que aquella era su casa. Al escuchar esto, su alma fue picada por la envidia, así que inmediatamente preparó un complot para matarla, uno que supusiera la más detestable de las muertes. Así que cuando ella salía de casa como era su costumbre un grupo feroz de hombres, realmente despreciables, sin miedo ni a la mirada de los dioses ni a la venganza de los hombres, asesinaron a la filósofa, derramando gran vergüenza e infamia sobre su tierra."
Según Damascio, el patriarca no sólo propaga el rumor de que Hipatia era una mujer que aconsejaba a Orestes en contra de los cristianos, sino que realmente tenía motivos personales para proceder contra ella: la envidia, precisamente uno de los pecados capitales según los cristianos.
Juan de Nikiu (Chronographia, 84), sin embargo, muestra unas motivaciones diferentes para la muerte de Hipatia:
"Por aquellos días había en Alejandría una filósofa, una pagana llamada Hipatia que se encontraba entregada a la práctica de la magia, los astrolabios y los instrumentos musicales, y ella cautivaba a mucha gente con sus argucias satánicas. El prefecto de la ciudad la honró en gran medida debido a que ella le había seducido mediante la magia. Él cesó de acudir a la iglesia como había sido su costumbre...Y no solamente esto, sino que él dirigió a muchos creyentes hacia ella, y el mismo recibía a no creyentes en su casa."
Nuevamente el motivo que se alega para la muerte de Hipatia es la influencia, nefasta según la opinión cristiana del momento, que ésta ejercía sobre el prefecto, hasta tal punto que consigue que este último, que era cristiano, deje de asistir a las reuniones en la iglesia.
Esto no lo consigue Hipatia con sus meros consejos, sino mediante la magia, un poder claramente satánico, según Juan de Nikiu.
A pesar de estas acusaciones de magia, infundadas en el caso de Hipatia como hemos visto anteriormente, la motivación parece ser la misma, la influencia de Hipatia sobre el prefecto y, se infiere también, sobre la comunidad culta de Alejandría.
En lo que respecta a las motivaciones, Juan de Nikiu trata de justificar el crimen acusando a Hipatia de prácticas de hechicería o magia pagana. Es decir, hace ver que Hipatia pertenecía a un grupo pagano y que era militante activa en dichos cultos. Ya hemos visto como los cristianos del momento consideraban demonios a los antiguos dioses, de ahí la expresión de prácticas satánicas.
También tenemos elementos suficientes de juicio, mediante las investigaciones sobre las enseñanzas de Hipatia así como el respeto de sus alumnos, tanto cristianos como paganos, para poder descartar que Hipatia fuese una pagana convencida.
Otra de las motivaciones que aporta Damascio es la envida de Cirilo. A su vez, Sócrates Escolástico refiere que "fue víctima de políticos envidiosos" sin mencionar de forma expresa al patriarca, si bien a continuación añade que los rumores entre el "populacho cristiano" la acusaban de ser el obstáculo que impedía la reconciliación de Orestes con Cirilo, por lo que uno de los políticos envidiosos podía ser perfectamente el obispo de Alejandría.
Realmente se trata probablemente de otra forma de señalar que Hipatia ejercía una gran influencia sobre las autoridades de Alejandría, en especial en Orestes, y probablemente también en los miembros del consejo local de la ciudad. Esta intervención de Hipatia perjudicaba los planes del patriarca de conseguir un dominio real de la urbe.
"Así era Hipatia, tanto hábil como elocuente con las palabras y prudente y cortés en su comportamiento. El conjunto de la ciudad la quería y honraba, y aquellos que en cada momento desempeñaban el gobierno de la ciudad acudían a sus charlas...aconsejaba a los altos cargos de la comunidad..." (Suda).
"Tal era su autodominio y la tranquilidad de su comportamiento, mostrando el refinamiento y el cultivo de su mente, que ella no infrecuentemente aparecía en público, en presencia de los magistrados, sin perder en ningún momento ante una asamblea de hombres su digno porte por el que ella destacaba, y que le valía el general respeto y admiración" (Sócrates Escolástico).
Este ascendiente que Hipatia tenía sobre la aristocracia alejandrina ha llevado a presentar su asesinato bajo el prisma de una motivación política, de la lucha por el poder en la ciudad.
Ciertamente, parece bastante probable que Hipatia era una molestia para la facción cristiana, que buscaba controlar el aparato estatal. El hecho de que fuera este grupo el vencedor de la contienda en los años sucesivos hace que se presente a Hipatia como su enemiga. Sin embargo, hay que ser conscientes de que, habitualmente, los vencedores presentan como miembros de la facción opuesta a todo el que no está de acuerdo con sus pretensiones. Si Hipatia no formaba parte del grupo cristiano, ni apoyaba al obispo en su lucha por el poder, es bastante evidente que Cirilo la consideraría una amenaza, un obstáculo real, ya que era escuchada por las autoridades.
Bajo este prisma, en efecto, la muerte de Hipatia tuvo motivaciones políticas. Ahora bien, también las hubo religiosas, puesto que, en definitiva, la facción cristiana luchaba por el poder fáctico fundándose en una creencia religiosa. En este sentido, toda lucha religiosa conlleva un conflicto de poder. Pero este enfrentamiento político tiene un origen religioso. No se trata de ganar el poder sin más; se trata de hacerlo en función de un ideario religioso. El objetivo es conquistar el poder eliminando a los demás porque, sencillamente, se está en posesión de la verdad, mientras que el resto está en un error.
Este enfoque es notablemente diferente de la mera lucha por el poder en sí mismo. Un grupo que desee el poder político no tiene porqué considerarse en posesión de ninguna verdad, y su combate con los demás no está fundado en ninguna verdad absoluta, sino que los oponentes deben ser eliminados por la simple razón de que son estorbos que deben ser franqueados.
La lucha por el poder emprendida por Cirilo estaba basada en una verdad religiosa, la única verdad. Por este motivo, no debe desenfocarse la muerte de Hipatia: fue asesinada porque se oponía a la única verdad; y ésta, la verdad excluyente, debía de ser impuesta por la fuerza, para lo que había que hacerse con el aparato del Estado. Con esto no quiere decirse que realmente Hipatia se opusiera a la religión cristiana, sino que así era vista por aquellos que la consideraban una influencia perniciosa para sus pretensiones.
Una motivación que no suele mencionarse cuando se trata de analizar las que condujeron al asesinato de Hipatia es la posible misoginia por parte de Cirilo, elemento, sin embargo, que no debemos descartar. Ya hemos visto que Damascio advierte que Cirilo, al ver la popularidad de Hipatia, fue movido por la envidia, y que ello le llevó a promover una conspiración contra la filósofa.
El clima de estudio, en la época en la que nos encontramos, todavía era propicio a que las mujeres se pudieran dedicar a la filosofía. Aún así, tanto en los ambientes cristianos como en los que no lo eran, la situación de la mujer se encontraba subordinada a la del hombre, como era tradicional en la cultura griega, que es en la que el universo de la filosofía anidó más cómodamente.
No obstante, la visión que la religión cristiana va conformando sobre el papel de la mujer en la sociedad es notablemente más excluyente que la posición que podía llegar a ocupar en los ámbitos no creyentes. Ciertamente, en la sociedad griega tradicional, o en su heredera romana, resultaba más difícil para la mujer alcanzar un nivel de estudios que le permitiese dedicarse a la filosofía, pero si, por cualquier circunstancia lo conseguían, no se suscitaba el desprecio por su condición femenina. Bastante más complicado lo tuvieron las mujeres cristianas.
Entre mujeres paganas que se dedican a la filosofía podemos encontrar a Edesia, Asclepigenia y Sosípatra. También a Quione, Gémina, Amficlea, Marcela o Areté. Nótese que ninguna de ellas se había sumado al cristianismo. En esta última esfera religiosa, la cristiana, se emerge diáfana una mujer llamada Macrina.[24]
El número de mujeres que se dedicaban a los estudios con más o menos intensidad resulta francamente descompensado si comparamos ambos círculos, el pagano y el cristiano. La posición de la mujer cristiana se ve notablemente mermada por la teología de aquél al que algunos consideran el verdadero creador del cristianismo que se impondría con el paso de los años, el apóstol Pablo de Tarso. Con toda probabilidad, el patriarca de Constantinopla tenía muy presente la doctrina que emanaba de las cartas del primitivo apóstol, entre las que resulta paradigmática, en lo que se refiere a su concepción sobre la mujer, la 1ª Carta a Timoteo, 2:[25]
"8 Por lo tanto, quiero que los hombres oren constantemente, levantando las manos al cielo con recta intención, sin arrebatos ni discusiones.9 Que las mujeres, por su parte, se arreglen decentemente, con recato y modestia, sin usar peinados rebuscados, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos.10 Que se adornen más bien con buenas obras, como conviene a personas que practican la piedad.11 Que las mujeres escuchen la instrucción en silencio, con todo respeto.12 No permito que ellas enseñen, ni que pretendan imponer su autoridad sobre el marido: al contrario, que permanezcan calladas.13 Porque primero fue creado Adán, y después Eva.14 Y no fue Adán el que se dejó seducir, sino que Eva fue engañada y cayó en el pecado.15 Pero la mujer se salvará, cumpliendo sus deberes de madre, a condición de que persevere en la fe, en el amor y en la santidad, con la debida discreción."
La envidia sobre la posición que Hipatia ocupaba y su ascendiente sobre la clase culta podía verse aumentada por su condición femenina, lo que no dejaría de estar en consonancia con la doctrina manifestada por San Pablo.
También el mismo Juan de Nikiu nos ofrece una descripción de la muerte de Hipatia, unos hechos que son prácticamente idénticos a los ya vistos, sólo que el historiador cristiano introduce elementos valorativos, ya que, además de presentar el crimen como un acto de justicia llevado a cabo bajo la inspiración divina -Pedro es un perfecto creyente cristiano-, termina la exposición afirmando que con esta muerte se termina con la idolatría en la ciudad; se justifica, por tanto, el asesinato, como algo necesario:
"Y después una multitud de creyentes en Dios se reunió bajo la guía de Pedro, el magistrado -ahora este Pedro era un perfecto creyente en todo lo que respecta a Jesucristo- y buscaron a la pagana que había seducido al pueblo de la ciudad y al prefecto mediante sus encantamientos. Y cuando supieron el lugar en el que se encontraba, fueron allí y la encontraron sobre una silla y bajándola de ella, la arrastraron hasta una gran iglesia, llamada Cesarión. Esto ocurría en los días del ayuno. Y le arrancaron las ropas y la arrastraron a lo largo de las calles de la ciudad hasta que falleció. Y la arrastraron a un lugar llamado Cinarion, y quemaron su cuerpo. Todo el mundo rodeó al patriarca Cirilo y le llamaban "el nuevo Teófilo" porque había destruido los últimos restos de idolatría en la ciudad".
El párrafo introductorio que encontramos en la Suda confirma varios de los ingredientes expuestos en este drama:
"Fue hecha pedazos por los alejandrinos, y su cuerpo fue profanado y repartido por la ciudad. Sufrió esto a causa de la envida y de su excepcional sabiduría, especialmente en lo que se refiere a la astronomía. Según algunos, la culpa fue de Cirilo, pero de acuerdo con otros fue el resultado de la persistente insolencia y afán de revuelta de los alejandrinos...".
Los móviles para la muerte de Hipatia se centran aquí en la envidia -obviamente tenía que ser la de los cristianos dirigentes- por su prestigio como filósofa, y más concretamente por sus conocimientos astronómicos, que se asociarían, de forma torticera, a la práctica de la magia pagana.
Por otra parte, la Suda también resulta notablemente ambigua en cuanto al promotor del crimen, ya que se limita a recoger tanto el nombre del patriarca Cirilo, como el espíritu de revuelta que había arraigado en la ciudad. No obstante, sobre este último componente, no debe olvidarse que ese gusto por la violencia colectiva se produce precisamente por la penetración de la religión cristiana, o más exactamente, por la pretensión de la religión cristiana de excluir, incluso mediante ataques físicos, cualquier otro culto; violencia que alista también, como ha se ha comentado, a unos cristianos contra otras, provocando duros enfrentamientos entre las "distintas ortodoxias" dentro de la facción cristiana.[26]
Por último, por lo que respecta a la narración de los hechos y las causas que pudieron conducir al asesinato de Hipatia, la Chronographia -XIV- de Juan Malalas señala que fue quemada viva, lo que no concuerda con el resto de las fuentes, al mismo tiempo que considera al obispo -al que no cita por su nombre en este párrafo- como promotor indudable de su muerte.
En cuanto a la fecha en que se produjo el crimen, ha de traerse a colación nuevamente a Sócrates Escolástico, que localiza de forma muy precisa la cronología:
"Esto sucedió en el mes de marzo, durante la Cuaresma, en el cuarto año del episcopado de Cirilo, bajo el décimo consulado de Honorio, y el sexto de Teodosio."[27]
La fecha es la del mes de marzo del año 415.
Orestes había sido nombrado prefecto imperial en el año 414, y Cirilo era obispo desde el 412, tras la muerte de Teófilo.
Juan de Nikiu, ya lo hemos visto, despacha el asunto con una simple frase -"esto ocurría en los días de ayuno"-, que podemos asimilar a la Cuaresma.
Como cierre de este apartado sobre la muerte de Hipatia, podemos extraer algunos elementos comunes a las fuentes primarias:
- Hipatia ejercía cierta influencia en Orestes.
- El prefecto intentó sumar a cristianos, paganos y no creyentes en general para crear un clima más estable en la ciudad. Es de suponer también que trataba de oponerse al creciente poder de Cirilo.
- Cirilo es indirecta o directamente el causante del asesinato de Hipatia.[28]
- Fue un grupo de cristianos el que terminó con la vida de la filósofa.
- El crimen comenzó con el apresamiento de Hipatia en la calle. Posteriormente fue desnudada y se acabó con su vida de una forma cruel, probablemente con restos de cerámica. A continuación, tras desmembrarla, el cuerpo fue llevado por algunas calles de Alejandría y quemado en las cercanías de la ciudad.
BIBLIOGRAFÍA
BLÁZQUEZ MARTÍNEZ, José María (2004): Sinesio de Cirene, intelectual. La escuela de Hypatia en Alejandría, "Gerión" nº 22.1.
DZIELSKA, María (2004): Hipatia de Alejandría, Siruela (edición año 2009).
DEAKIN, Michael A. B. (1995): The primary sources for the Life and Work of Hypatia of Alexandria, "History of Mathematics Paper 63" -august 1995-.
FERNÁNDEZ, Gonzalo (1996): El estallido de la controversia arriana, "Espacio, Tiempo y Forma", serie II, Historia Antigua, nº 9.
MARTÍNEZ MAZA, Clelia (2009): Hipatia, La Esfera de los Libros.
SALINAS DE FRÍAS, Manuel (1990): Tradición y novedad en las leyes contra la magia y los paganos de los emperadores cristianos, "Antigüedad y cristianismo: monografías históricas sobre la Antigüedad tardía", nº 7, 1990
SANTOS YANGUAS, Narciso (1996): Emperadores y cristianos en el siglo III, "Espacio, Tiempo y Forma", serie II, Historia Antigua, nº 9.
FUENTES DE LAS ILUSTRACIONES
Figura 1.-
http://comprenderelayer.files.wordpress.com/2007/09/ancient_alexandria_map.jpg
Figura 2.-
http://www.ldysinger.com/MONS_423/03_MonHis1/x-kel-nit-scet.jpg
Figura 3.-
Figura 4.-
http://images.google.es/imgres?imgurl=http://www.easypedia.gr
[1] No confundir con el conocido filósofo griego del siglo V a.C.
[2] Más adelante se abordarán ampliamente las fechas del nacimiento y la muerte de Hipatia. Por ahora es suficiente con indicar que vivió en el tránsito de los siglos IV al V d.C.
[3] Las cartas que Sinesio dirigió a su maestra son la 10, 15, 16, 46, 81, 124 y 154 (Blázquez Martínez: 412; Dzielska: 60).
[4] Imperio romano de Oriente.
[5] Teón sería la forma familiar de llamar a Teotecno, según esta posible interpretación.
[6] Las ceremonias vinculadas al culto imperial se habían ido diluyendo ya a lo largo del siglo III, tal vez porque el valor dinástico también disminuía como consecuencia de las turbulencias políticas y las sucesiones de los emperadores (Santos Yanguas: 250).
[7] La utilización del término pagano se emplea en este artículo como sinónimo de todos aquellos que practicaban cultos religiosos que no fueran los cristianos ni los judíos, sin que deba inferirse de ello ninguna carga de herejía religiosa desde la óptica que tenían los cristianos del momento de considerar la suya como la única religión verdadera y, por tanto, tratar como herejes a todos los demás. Como se verá en el cuerpo principal del artículo, también entre las distintas facciones cristianas el conflicto fue brutal.
[8] "...la religión cristiana había encontrado unas instituciones estables a lo largo del siglo segundo de nuestra era, lo que había conducido a la búsqueda de la regulación de un funcionamiento uniforme en el interior de cada una de sus comunidades" (Santos Yanguas:256). El cristianismo se expande en una primera fase por la península de Anatolia y los países de la cuenca del Egeo, para a continuación pasar a enclaves urbanos como Antioquia en Siria y Alejandría en Egipto, donde se constata la presencia de comunidades cristianas cada vez más florecientes (Santos Yanguas: 258).
[9] A finales del siglo II es cuando surgen los jefes de las comunidades cristianas, mediante una adaptación de la estructura interna de la Iglesia a las instituciones político-administrativas romanas. Las prerrogativas sociales, jurídicas, espirituales y religiosas de estas comunidades van a concentrarse en el obispo, y en menos medida en los presbíteros y diáconos (Santos Yanguas: 257).
[10] Martínez Maza (286) sugiere que la clemencia del emperador hacia los paganos culpables de la revuelta prueba que el poder y la influencia de los paganos en la oligarquía local todavía persistían, y que el emperador no quería ofenderlos.
[11] El Serapeo sería aprovechado posteriormente como iglesia cristiana, si bien parece que dicha reutilización no fue inmediata (Martínez Maza: 306).
[12] Sin duda Hierax era culpable de promover los acontecimientos violentos, si no de los que le acusaban en ese momento, de otros similares; la ocasión es aprovechada por Orestes para castigarlo como una advertencia al patriarca Cirilo de que es el prefecto imperial y no la jerarquía eclesiástica el que administra el orden público en la ciudad; además, con este castigo, Orestes trata de atraerse a la comunidad judía, probablemente también con la intención de conseguir apoyos frente al creciente poder del obispo.
[13] El pensamiento pagano -entiéndase por pagano los cultos anteriores al cristianismo- distinguía entre una magia blanca o teúrgia, y una magia negra o goetia, que estaba prohibida y perseguida (Salinas:238).
[14] De la "Aritmética" de Diofante nos han llegado trece libros, algunos de ellos en griego y otros en una traducción árabe; en los conservados en griego parece que se incorporan varios comentarios atribuibles a Hipatia. En el caso de las "Cónicas" de Apolonio se cree que la versión que ha llegado hasta nosotros está diseñada por Hipatia para sus alumnos. En los comentarios de Teón a la obra de Ptolomeo, "Almagesto", encontramos una cita del propio Teón en el Libro III, que dice: "Comentario de Teón de Alejandría al tercer libro del sistema matemático de Ptolomeo. Edición controlada por la filósofa Hipatia, mi hija". Por fin, en lo que se refiere al "Canon Astronómico", se trata de una obra de Hipatia que perfecciona las tablas astronómicas de Ptolomeo.
[15] El llamado hidroscopio, por su descripción, se ha identificado con un hidrómetro, un instrumento para medir líquidos. Sin embargo, desconocemos la finalidad que pretendía darle Sinesio; se ha conjeturado que podía utilizarlo para medir el medicamento que se estuviese administrando, ya que para este momento el obispo tenía mala salud. Dzielska: 91 ha propuesto que el aparato se utilizase para la adivinación del futuro, es decir, como un elemento en la práctica de la magia.
[16] La estrella del Perro es Sirio, astro relevante en la cultura egipcia desde sus orígenes.
[17] La extensión de este artículo limita las posibilidades de analizar cuáles podían ser las escuelas filosóficas que se estudiaban en las clases de Hipatia. Junto a Platón, Aristóteles o Plotino, se encontraban Pitágoras, así como la escuela cínica y la estoica. La correspondencia de Sinesio, relevante para poder indagar sobre la filosofía que enseñaba Hipatia, menciona nueve veces a Plotino, tres a Porfirio, ciento veintiséis a Platón y veinte a Aristóteles (Blázquez Martínez: 405).
[18] Tampoco podemos descartar que en algún momento Hipatia no se sintiera tentada por algún tipo de teúrgia, ya que, como se ha comentado, el neoplatonismo contaba con una corriente en ese sentido. Por otra parte, no olvidemos que Teón escribió algunos tratados que implicaban "mancias". Ahora bien, de ahí no se pueden inferir las acusaciones de Juan de Nikiu de practicar una magia "satánica". Por otra parte, Blázquez Martínez: 404 al referirse a Sinesio afirma que Hipatia inició al que sería el futuro obispo en el misticismo de Jámblico y posiblemente en los oráculos caldeos.
[19] Curiosamente, la Suda, al comienzo de la entrada que se refiere a Hipatia dice que Hipatia "era la esposa de Isidoro, el filósofo". El mismo texto informa más adelante que Hipatia permaneció virgen, lo que contradice la primera afirmación. Por otro lado, la entrada de la Suda referente a Isidoro no menciona en absoluto a Hipatia. El propio Damascio, en su Vida de Isidoro, señala que Hipatia permaneció virgen. Además, Isidoro, el maestro de Damascio, por una cuestión de cronología -nace en torno al año 450 (Dzielska: 125)-, no podía estar casado con Hipatia. Tal vez la confusión se produzca con Isidoro de Pelusio, presbítero cristiano, que vivió entre 360 y 434 en Alejandría, y que pudo acudir a las clases de Hipatia (Dzielska: 57); en cualquier caso, no hay constancia alguna de que siquiera llegasen a conocerse. No obstante, esta confusión es poco probable, ya que la Suda se refiere a "Isidoro, el filósofo".
[20] Entre las personas que podrían frecuentar esas charlas, y que incluso pudieron llegar a mantener una más estrecha relación con Hipatia, se encontrarían el prefecto Orestes, el comandante militar Simplicio, los arcontes Pentadio y Heliodoro, y el curial Amonio (Dzielska: 52-54).
[21] Varios alumnos de Hipatia alcanzaron altas magistraturas civiles y religiosas (Blázquez Martínez: 417).
[22] Se ha calculado que la presencia de Sinesio en las clases de Hipatia pudo prolongarse entre los años 390-393 hasta 395-396. Tuvo que dejarlas porque fue designado por el consejo provincial de Cirenaica, lugar de origen del futuro obispo, para representar a la ciudad ante el emperador en Constantinopla. Sabemos también que contrajo matrimonio celebrado por el patriarca Teófilo de Alejandría, y que tuvo tres hijos (Martínez Maza: 94-98). A pesar de esta situación conyugal fue nombrado obispo, aunque en aquel período ya se empezaba a imponer el celibato, al menos para el ejercicio del episcopado.
[23] La expresión "lector" que se utiliza como función de Pedro seguramente se refiere a alguna función en relación con la lectura de las escrituras cristianas. Dzielska: 105 propone que puede tratarse de un clérigo que ha recibido tan sólo las órdenes menores.
[24] Macrina pertenecía a una familia acomodada. Mientras sus hermanos recibían una adecuada instrucción antes de dedicar su vida a la Iglesia cristiana, Macrina tan solo podía leer la Biblia bajo la dirección materna. A la muerte de su padre, la madre y los hijos decidieron dedicar una de sus fincas a la construcción de dos monasterios, uno masculino, que dirigía uno de los hermanos de Macrina, y otro femenino que pasa a dirigir la propia Macrina. A partir de ese momento Macrina se educa de forma autodidacta. Aún así, a pesar de que era una mujer culta, la biografía que se conserva de ella apunta que está sometida a la autoridad de sus hermanos y no puede gestionar su propio y abundante patrimonio.
[25] En el mismo sentido, la 1ª Carta a los corintios, 11: "1 Sigan mi ejemplo, así como yo sigo el ejemplo de Cristo.2 Los felicito porque siempre se acuerdan de mí y guardan las tradiciones tal como yo se las he transmitido.3 Sin embargo, quiero que sepan esto: Cristo es la cabeza del hombre; la cabeza de la mujer es el hombre y la cabeza de Cristo es Dios. 4 En consecuencia, el hombre que ora o profetiza con la cabeza cubierta deshonra a su cabeza;5 y la mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta deshonra a su cabeza, exactamente como si estuviera rapada.6 Si una mujer no se cubre con el velo, que se corte el cabello. Pero si es deshonroso para una mujer cortarse el cabello o raparse, que se ponga el velo.7 El hombre, no debe cubrir su cabeza, porque él es la imagen y el reflejo de Dios, mientras que la mujer es el reflejo del hombre.8 En efecto, no es el hombre el que procede de la mujer, sino la mujer del hombre;9 ni fue creado el hombre a causa de la mujer, sino la mujer a causa del hombre.10 Por esta razón, la mujer debe tener sobre su cabeza un signo de sujeción, por respeto a los ángeles.11 Por supuesto que para el Señor, la mujer no existe sin el hombre ni el hombre sin la mujer.12 Porque si la mujer procede del hombre, a su vez, el hombre nace de la mujer y todo procede de Dios.13 Juzguen por ustedes mismos: ¿Les parece conveniente que la mujer ore con la cabeza descubierta?".
[26] Puede verse, para una panorámica de la lucha por la ortodoxia cristiana, el libro de Antonio Piñero, "Los cristianismos derrotados", Edaf, 2007.
[27] Se trata de Teodosio II.
[28] En el caso de Juan de Nikiu la muerte violenta está justificada.
Modificado el ( domingo, 13 de diciembre de 2009 ). fonte: Alfonso Salgado Castro . 11 de diciembre de 2009. http://www.egiptoantiguo.org/index.php?option=com_content&task=view&id=525&Itemid=87 .
Si los vándalos "Cristianos" no hubiesen ganado, este planeta seria muchísimo mejor. Que lastima, gano la ignorancia, la barbarie a la inteligencia y conocimiento.
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